Ante la gira que realiza el Presidente de los Estado Unidos, Barack Obama, por Latinoamérica, y su presencia en la hermana república de El Salvador, el Frente Nacional de Resistencia Popular comunica a la población hondureña y la comunidad internacional:
El gobierno norteamericano pretende cerrar el ciclo de legitimación del actual régimen de facto hondureño, con el que concluiría su proyecto de imponer con la fuerza de las armas y luego validar por medios diplomáticos, a una dictadura obediente a sus intereses económicos y que entrega a nuestro país como plataforma militar para atacar los procesos de cambio que se desarrollan en toda la región, particularmente en Centroamérica.
Inútilmente los funcionarios norteamericanos intentan mostrar a un gobierno con respaldo de la población que ha enmendado los errores de su predecesor y ha logrado estabilidad política.
Lo cierto es que en Honduras, la represión contra el pueblo y la violación de los derechos humanos siguen vigentes y empeoran. Todos los días se atropellan los derechos de los trabajadores y trabajadoras, se encarcela, se asesina por causas políticas, se tortura, se niega la libertad de expresión y se cierran todos los espacios genuinos de participación democrática.
El viernes 18 de marzo recién pasado, la profesora Ilse Velásquez murió como consecuencia de la represión indiscriminada contra movilizaciones pacíficas de maestros a quienes se intenta negar los derechos ganados en décadas de luchas populares. El fallecimiento de nuestra compañera se suma a otros muchos crímenes que permanecen en la impunidad.
Asimismo, se persiste en la persecución política con amenazas de muerte contra miles de personas, muchas de las cuales han sido obligadas al exilio, dentro de ellos se encuentra el ex presidente y Coordinador del FNRP, Manuel Zelaya Rosales, contra quien se han fabricado causas legales y se han diseñado planes para atentar contra su vida.
La gran mayoría de la población hondureña no reconoce la legalidad o legitimidad del régimen y se opone activamente a éste mediante movilizaciones permanentes que enfrentan las políticas neoliberales que un pequeño grupo de grandes empresarios y compañías transnacionales desarrollan con la protección de las fuerzas armadas y el respaldo de los Estados Unidos.
Por tanto, manifestamos que es inaceptable que se permita el reingreso del Estado de Honduras a los organismos internacionales mientras no se detengan las violaciones de los derechos humanos, se permita el retorno seguro de los exiliados con garantías para su seguridad y se establezcan el camino para retornar al orden democrático.
El FNRP también quiere expresar su repudio por la intervención asesina que los imperialismos norteamericano y europeo ejecutan en Libia, donde una vez más la maquinaria de guerra es usada para garantizar los intereses económicos de sus empresas.
Es claro que el paradigma de dominación de los países económicamente más poderosos sobre el resto de la humanidad, continúa a sangre y fuego y está dispuesto a ignorar cualquier norma internacional y a irrespetar la vida de los seres humanos en todo el mundo.
Estamos convencidos que un nuevo orden internacional es posible; los procesos de liberación y de integración latinoamericanos lo están demostrando. Sólo a través de ellos podremos establecer otro tipo de relación entre pueblos y gobiernos con respeto a las soberanías nacionales, los derechos humanos y la dignidad de las personas.
El gobierno norteamericano pretende cerrar el ciclo de legitimación del actual régimen de facto hondureño, con el que concluiría su proyecto de imponer con la fuerza de las armas y luego validar por medios diplomáticos, a una dictadura obediente a sus intereses económicos y que entrega a nuestro país como plataforma militar para atacar los procesos de cambio que se desarrollan en toda la región, particularmente en Centroamérica.
Inútilmente los funcionarios norteamericanos intentan mostrar a un gobierno con respaldo de la población que ha enmendado los errores de su predecesor y ha logrado estabilidad política.
Lo cierto es que en Honduras, la represión contra el pueblo y la violación de los derechos humanos siguen vigentes y empeoran. Todos los días se atropellan los derechos de los trabajadores y trabajadoras, se encarcela, se asesina por causas políticas, se tortura, se niega la libertad de expresión y se cierran todos los espacios genuinos de participación democrática.
El viernes 18 de marzo recién pasado, la profesora Ilse Velásquez murió como consecuencia de la represión indiscriminada contra movilizaciones pacíficas de maestros a quienes se intenta negar los derechos ganados en décadas de luchas populares. El fallecimiento de nuestra compañera se suma a otros muchos crímenes que permanecen en la impunidad.
Asimismo, se persiste en la persecución política con amenazas de muerte contra miles de personas, muchas de las cuales han sido obligadas al exilio, dentro de ellos se encuentra el ex presidente y Coordinador del FNRP, Manuel Zelaya Rosales, contra quien se han fabricado causas legales y se han diseñado planes para atentar contra su vida.
La gran mayoría de la población hondureña no reconoce la legalidad o legitimidad del régimen y se opone activamente a éste mediante movilizaciones permanentes que enfrentan las políticas neoliberales que un pequeño grupo de grandes empresarios y compañías transnacionales desarrollan con la protección de las fuerzas armadas y el respaldo de los Estados Unidos.
Por tanto, manifestamos que es inaceptable que se permita el reingreso del Estado de Honduras a los organismos internacionales mientras no se detengan las violaciones de los derechos humanos, se permita el retorno seguro de los exiliados con garantías para su seguridad y se establezcan el camino para retornar al orden democrático.
El FNRP también quiere expresar su repudio por la intervención asesina que los imperialismos norteamericano y europeo ejecutan en Libia, donde una vez más la maquinaria de guerra es usada para garantizar los intereses económicos de sus empresas.
Es claro que el paradigma de dominación de los países económicamente más poderosos sobre el resto de la humanidad, continúa a sangre y fuego y está dispuesto a ignorar cualquier norma internacional y a irrespetar la vida de los seres humanos en todo el mundo.
Estamos convencidos que un nuevo orden internacional es posible; los procesos de liberación y de integración latinoamericanos lo están demostrando. Sólo a través de ellos podremos establecer otro tipo de relación entre pueblos y gobiernos con respeto a las soberanías nacionales, los derechos humanos y la dignidad de las personas.
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